Aprendemos mejor cuando un mensaje multimedia se presenta en segmentos que el usuario puede procesar a su ritmo en vez de como una unidad continua.
Imagina que te explican con una animación narrada cómo funciona un motor eléctrico en 12 pasos. Si te explican todos los conceptos de forma continua y no estás familiarizado con el tema, es probable que no proceses o entiendas correctamente alguno de los pasos antes de que te muestren el siguiente. Sin embargo, si dividen la explicación en 12 partes, y eres tú el que decide cuando pasas al siguiente segmento, tendrás tiempo a procesar y entender cada una de las partes antes de avanzar a la siguiente.
En una presentación en público, la mayoría de las veces los espectadores no tienen la opción de decidir cuando pasar al siguiente punto. Con todo, este principio nos recalca la importancia de dividir temas complejos, especialmente para personas que no tienen conocimientos suficientes al respecto, para que puedan ser digeridos y entendidos a un ritmo adecuado para los receptores. Por otro lado, dependiendo del formato de la presentación y del número de personas que la estén viendo, quizá si que se puede avisar a la audiencia de que planteen preguntas antes de pasar al siguiente segmento.
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