Aprendemos mejor con gráficos y narración que con gráficos, narración y texto escrito.
Es decir, la redundancia creada entre la narración y el texto escrito dificulta el correcto procesamiento de la información. El canal visual del espectador se desborda al tener que visualizar tanto las imágenes cómo el texto escrito mientras su cerebro intenta, a la vez, comparar los flujos de información narrada y escrita.
Este principio refuerza aún más el hecho de que no debemos leer las diapositivas en un a presentación. El discurso debe ser narrado, dejando en las diapositivas sólo títulos, frases breves o palabras sueltas.
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